Todo el día, o casi todo, va a ser por carreteras interiores.
Este tramo de Camino Real deja en el recuerdo poblados precolombinos como primera parte de la visita, y un final colonial por la parte del downtown de dos de las ciudades emblemáticas de New Mexico, el estado con mas regusto español de los USA.
Empezamos subiendo por una carretera llena de grandes árboles (no hemos cambiado de estado, pero el paisaje es completamente diferente).
Llegamos a una reserva india apache: RUIDOSO. Miramos, miramos y nos preguntamos: Y los indios? Dónde están?. Porque mucha tienda de regalos, cerámica, etc. Pero indio ninguno.
Entramos en una tienda de antigüedades y descubrimos un cuadro de Cadaques, evidentemente el señor de la tienda no sabía de que le hablamamos
Continuamos y descendemos. Vuelve a cambiar el paisaje.
Los antiguos pueblos, poco resaltados y poco conservados, nos dan una idea de cual es planteamiento histórico de los USA, ya apreciado también en otros territorios. Aquello que va antes de Washington, pues a ver como lo enseñas. A ellos les debe sonar indiferente. A mosotros, rancios europeos, nos mosquea ligeramente ese desapego por las civilizaciones previas a La Conquista del Oeste. Una pena.
Llegamos a la primera misión. Son muy antiguas y solo quedan restos arqueológicos (Ampurias pero con indios)
Comemos en un pueblo, pueblo. Parece que lo hayan puesto para nosotros. Una calle, con el restaurante-cafeteria, una tienda de regalos (hecha caldo), una barbería y una especie de super. Entramos a comer. Nos atiende una mujer a la que le caemos bien y nos da conversación. Por un lado corrige nuestro inglés, por otro nos pregunta con mucha curiosidad : “Qué hacemos aquí, fuera de toda ruta turística”.
Inolvidable también la parada para comer, si no recuerdo mal el día. (Gracias Pilar, por corregirlo) Ese pueblo deonde pocos pasan y nadie se para, tiene ese restaurante de pueblo, que aprovechando no estar en ninguna autopista, nos dimos el lujo de detenernos y disfrutar de los clásicos pedazos de carne con sus acompañamientos, y ese pedazo postre casero de tarta de manzana con la bola de vainilla de acompañamiento. Una vez recibida la comida, la camarera, que seguía viendononos como los extranjeros recién llegados, se agarró una silla, se sentó con nosotros y lo primero con lo que se arrancó fue: "Let me one question: What the hell are you doing here?"
Continuamos hacía otra misión, la cual se conserva en buen estado, a diferencia del pueblo que está todo enterrado. El guarda nos comenta que el gobierno no piensa invertir más en interntar recuperar los restos del pueblo indio. Dani y Joan se indignan.
La siguiente parada es en uno de los puntos clave de la histórica ruta 66: Alburquerque. Nos dirigimos directamente al old town, donde también hay una bonita misión en este caso en buen estado, justo al lado de la plaza con mogollón de tiendas indias.
El rápido paso por Albuquerque atrae por sus raíces hispanas, y por un teleférico a los lejos que apetece, pero que está muy lejos y que nos deja un abuena excusa para volver y disfrutar un poco más de la ciudad que perdió una r de su duque por el camino.
El destino final es Santa Fe.
Encontrar hoy un motel es difícil. Pocos y caros. Al final paramos en un Motel 6, el doble de caro que el del día anterior. Al lado hay un restaurante chino y decidimos cambiar nuestro menú nocturno
Alojamiento: MOTEL 6
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