Nos despedimos con pena de New Orleans, la ciudad que más hemos disfrutado en nuestro periplo por los USA. Y el rumbo era el Missisipi y su entorno, otra de las metas del viaje: el territorio Tom Sawyer, mansiones con el estilo sureño, mucha vegetación y carreteras que nos permiten surcarlo.
La primera es una plantación criolla, en la que todavía se ven y se medio conservan las casas de los esclavos. Pringamos y pagamos la entrada con tour pensando que nos contarían cosas de los esclavos. Por el contrario, nos han explicado la historia de la familia de la casa, nos han tenido una hora dando vueltas por la casa y a los esclavos ni mencionarlos.
Y de entre todas las mansiones, aún no consigo recordar qué nos llevo a hacer la visita en la que la hicimos: la Plantación de Laura, uno de los ejemplos visitables de lo que fue una de esas mansiones sureñas. Ante la dispariedad de criterios, en esta visita dejamos a Dani recorriendo los alrededores, y el resto nos sumimos en el "excitante" mundo de Laura, su historia, sus aventuras, sus posesiones, sus utensilios íntimos... En fin, todo un despliegue que a un españolito medio no le acabó de sintonizar, y probablemente se esperaba otra cosa.
Entre las otras cosas estaba el saber como vivian los esclavos que Laura tenía, porque muy mona toda ella, pero su legión de "mano de obra barata" no le faltaba. Curiosamente, la cinta se acaba a las puerta del patio y, como si nos enviaran al recreo, nos dejan a nuestro libre albedrío interpretar la vida de aquellas personas en esas condiciones... ¿Que os da vergüenza? En fin, visita a esas cabañas en las que (mal)vivían para darte un poco más de cuenta de esa realidad, y el turista Daniel, que acertó en seleccionar la parte de la visita que más valía la pena y se paseó por aquellas cabañas y patios como pez en el agua.
Dani no ha querido entrar y al final ha sido el único que ha visto los aposentos de los esclavos.
A destacar la diferencia de estilo entre una casa criolla y una casa de origen inglés, mucho más señorial.
Por lo menos, sí que empezamos a captar el idioma sureño entre este speech y el que nos soltaron del General Jackson pocas horas antes.
Despues hemos ido a ver una típica casa sureña, del tipo “lo que el viento se llevó”.Con un gran paseo delante, con grandes árboles. Nos hacían pagar la entrada pero Gemma les deja al marido en prenda hasta la vuelta Cuela pero poco. Realmente valía la pena, por un momento parecía estar estar alli, esperado que apareciera de un momento a otro un galan montado a caballo y una va recorriendo el paseo con el vestido largo, de cintura pequeña… (bueno mejor despertamos, que ni galán, ni vestido largo, ni cintura pequeña.
Camino de Houston, la entrada en Texas, cambia el paisaje. Sí, los pozos petroleros existen: los grandes y los pequeños, y un sinfín de carreteras, que nos llevaron no sin algún percance con los mapas a la ciudad de Houston. Y no se si gracias a perdernos allí o qué, pero en una de esas carreteras de sube y baja, ya de noche, una imagen del área industrial de Houston por la que seguro Ridley Scott tuvo una visión y vio una ciudad del futuro. Solo nos faltaba ver algún vehículo volando y a alguno de nosotros si estábamos soñando con ovejas eléctricas: "I'm seeing things people couldn't believe".
Un hecho importante a comentar de la jornada de hoy ha sido que, después de la visita y rumbo a nuestro lugar de descanso, he sido yo quien ha conducido. Gemma de copiloto. Joan y Dani, sentados en los asientos traseros. Como era de esperar nos hemos equivocado de salida y hemos pagado la única autopista de todo el trayecto. Si, si…. Sin comentarios
Alojamiento: BEST WESTERN
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