En este trayecti pasamos por un punto realmente crítico y significatovo para el que escribe: mis pocas esperanza de llegar a Phoenix, el paraíso de la cálida Arizona, se desvanecen porque el quorum de 1 contra 3 resulta ser definitvo, por lo que dejamos Phoenix para otra ocasion.
En el camino de Flagstaff a Las Vegas, cruzamos una gran presa que en el momento de su construcción afecto al ecosistema del Gran Cañón. Hace mucho viento, mucho calor. Paramos, foto y continuamos hacía Las Vegas.
La presa de Hover impresiona. Ver esa construcción, esa cantidad de agua en medio de desiertos y montañas sirve como primera aproximación a lo que te viene encima cuando divisas Las Vegas: al principio no hay nada y luego... luego Las Vegas: ese pedazo nosequé mezcla entre ciudad y parque temático, que te puede gustar o no, pero que no te deja indiferente.
La llegada a hora de solano, con un tráfico más que abundante, y esas magnitudes que no acabas de controlar nos agotó bastante, pero una vez metidos en el Luxor, hotel fastuoso del Strip donde los haya, los aires a tope y el ambiente de fiesta nos empezaron a recuperar...
Llegamos con la música en el coche de Elvis. Nos alojamos en el Luxor, 129 dolares habitación para 4 (adios noche de boda)
El hotel es una piramide. Como entrada un león del desierto y por supuesto toda la planta baja llena de máquinas tragaperras. La habitación normal.
Dejamos los trastos y nos vamos a patear la ciudad. Nunca mejor dicho. Nos recorrimos la calle principal donde están los extravagantes hoteles. Vamos entrando uno por uno. El primero Venecia. Por fuera parece la Plaza de San Marcos, pero es que cuando entras es que estás en Venecia, con sus canales y sus góndolas. El techo es un cielo azul, con sus nubes.
Las Vegas no se concibe sin coche. O no se concibió, porque los guiris como nosotros dejan el coche en su hotel y se patean Strip arriba Strip abajo todos los hoteles temáticos que allí se han montado. Uno acostumbrado a andar bajo el sol, no deberia notarlo tanto... pero se nota.
Y que decir de los hoteles, tienen su fuentes de Montjuic, su barco pirata, su montaña rusa, su piramide, sus canales, su effiel, su tren interconecta hoteles, sus buffetes libres (espectaculares, vive Dios) y sus salas de juego, ambientadas con aquella musiquilla de las tragaperras que en el primer hotel hace gracia pero en el cuarto ya se te ha metido en el cerebro.
Por la calle espectáculos. Delante del hotel Belagio un tremendo estanque donde cada media hora hacer espectaculo de fuentes con música. Más adelante un volcan con agua y fuego. En otro un ataque pirata, con hundimiento del barco español incluido
El paseo es alucinante, pero llegamos agotados al hotel. Llevamos 4 horas andando, entrando y saliendo de casinos, sin jugar y recogiendo los cubos de las monedas
Alojamiento: LUXOR
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