En LA tocan las visitas habituales, que van por Hollywood, inevitable punto de referencia donde andamos todos los guiris de modo inevitable, con nuestras fotos con las estrellas favoritas. ¿Que con cual me puse yo? Busqué a la Locklear, que por cierto creció muy cerca de allí y la pferfpecta Pfeiffer, pero allí aún no estaban... Así que a riesgo de que se mosquearan, no me emborraché y puse mi mano junto a la de Natalie Wood, así que eso sí era Hollywood y esa sí eran las manos de Natalie Wood, pero ni la frescura de su piel, ni sus ojos de miel; sólo en las fotos....
Después nos vamos al observatorio Griffith Park. Allí está el busto de James Dean.
Al fondo se visualiza el letrero que da fe de donde estamos : HOLLIWOOD. No me lo puedo creer.
Nos hemos evitado las muchedumbres del Hollywood Boulevard, y ya recogemos el coche y vamos al Griffith Park, donde nos hemos immortalizado con las clásicas imágenes
Bajamos de la nube en la que estamos y nos dirigimos hacía Beverly Hills. Las casas que se pueden ver son las “pobres”. Vamos hacía la avenida de las palmeras, y después setos y más setos… Entramos en Bel Air.
Seguimos la ruta a traves de la zona alta, y nunca mejor dicho: Beverly Hills y Bel Air. Allí vive mucha gente famosa. Se supone porque ni la vimos ni la casa tampoco. Y puestos a ver famosos, no nos estuvimos de pasar por Melrose Place para ver si por allí andaba Amanda, pero tampoco tuvimos suerte.
Llegamos a Santa Mónica. Una playa, un paseo, un puente lleno de atracciones, de gente, de pescadores, etc. Cenamos en Santa Mónica
Toda la jornada en LA es indispensable el uso del vehículo. Solo nos podemos librar un poco de él en la zona de Santa Monica, donde las calles, el puerto, la zona de la playa, invitan al paseo y a hacer el guiri un rato por las tiendas, las paraditas y la playa.
Hoy cuando hemos llegado al hotel, unos tequilas
Alojamiento: SUPER 8
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