Como creo que también pasará durante todo el viaje, Gemma y yo nos hemos levantado pronto y hemos bajado al embarcadero. Como describirlo, pues no sé, relajante, tranquilo, precioso. Estamos tumbadas en punta de un embarcadero viendo como se hade de día. Creo que es más bonito que yer y menos que mañana (frase típica pero seguro que cierta).
Una vez todos despiertos, nos hemos un baño en el embarcadero. Ha sido divertido: desayunar al mismo tiempo que nadar en aguas limpias aunque calientes. El desayuno ha sido: zumo, café, y unas geniales magdalenas de chocolate.
Pero nos hacemos fuertes, cogemos los trastos y ante un aplastante calor tropical tiramos millas hacia el sur, a traves de los cayos... Si uno tiene un poco de alma de ingeniero de caminos, o de ingeniero solo, o de megacosntrucciones, no debe oplvidarse de pasar por la carretera de los cayos rumbo Key West: lo más al sur de Florida donde te puedes dejar caer. Si sois fan del Google Maps, dejaros caer por allí. No son pocos los kilómetros en los que ves que lo unico tierra firme, por llamarle de alguna manera, que pisas con el coche, es un pedazo de carretera que uno el Key X con el Key Y, repletos de casitas con sus morros besando la playa, y con algun atraque para dejar el fueraborda en el más puro estilo de Crockett y Tubs.
Asi te bajas hasta Key West, que parece ese cable que los USA le echa a Cuba para no sabemos muy bien qué... Las casas, estilo colonial o estilo sureño, atrapadas en un territorio dominado por el sol justiciero, de todos los colores que te puedes imaginar una casa en Florida. Inevitable la visita al punto más al sur de los USA (Southernmost Point) uno de los motivos por los que puse Key West en mi lista, auqnue solo sea para decir que en cuatro zancadas uno llega a Cuba: eso sí, respeto al máximo porque imagino que es una zona de tránsito considerable.
Desde aquí hemos empezado el recorrido hacía Key West. Al principio ha sido espectacular. Una autopista encima del océano, sin nada por un lado y nada por el otro. Pero eso ha durado poco, por que cuando hemos llegado a Key West, esperando y desando darnos un baño…. Pero no!!!!. Letrero indicando que: “el agua no tiene la suficiente calidad”. Así que hicimos la foto en el punto más meridional y puerta.
Y de vueltas nos plantamos en una de las mejores playas de Florida, según no sé quien: Bahia Honda. Francamente, para uno que no ha salido de su casa, cualquiera de esas playas le parecen de premio, auqnue despues te retraigas y veas que, eso de hacerlas de pago le quitan un pelo de encanto. Siendo la primera nos dispusimos a pagar la novatada, y nos pegamos el baño de rigor. Playa muy caraterística por su puente roto que le da un aire de singularidad.
Eso sí, después nos pudimos bañar en una playa de pago “Bahia Honda” y bueno, el resultado fue “la primera quemada del sol” y el primer encuentro del viaje con catalanes (eso si ellos sólo hacían Miami (jijijiji…))
Después de esto llego el gran momento: “Pilar coge el coche”.
Ya salilendo de la cuerda de cayos que cuelga de la península, nos vamos entonces a los Everglades, territorio salvaje, pantanoso de cocodrilos... Animales vimos, pero más pequeños y accesibles, sobre todo nosotros, que les pusimos al día de la degustación de sangres del otro lado del Atlantico.... Un gran espectaculo mosquitero en cada salida que se hacía del coche, e incluso dentro de él, donde los mosquitos que osaron entar fueron abatidos por el héroe inesperado de la jornada: el escudo periquito que llevábamos dentro.
Llegamos a Famingo (Everglades) y se podría resumir en: “Mosquitos”. Mantuvimos una dura batalla con ellos. Acabamos con algunas heridas de guerra, pero ninguna baja por nuestra parte. La guerra empezó con un ataque al coche. No pudieron atravesar nuestra barrera. La segunda batalla, nos pillo por sorpresa, mientras preparábamos nuestra defensa (AUTAN y pantalón largo). Pero la más dura y tras la cual decidimos la retirada, fue volviendo a nuestro carro de combate. Se adentraron en nuestro territorio, nuestra única munición quedó atrás en el maletero y nos dfendimos con las revistas y con nuestro gran héroe “El escudo del Espanyol”. Finalmente acabamos con ellos. El resto de vuelta, tranquilo, incluso viendo por el parque algún cocodrilo.
Ya anocheciendo, la búsqueda de moteles en entornos civilizados. No recuerdo especialmente el que nos tocó en Homestead, con piscina!: el baño despues de las palizas kilómetricas se conviertió en un requisito 100% necesario durante todo el viaje..
Un buen hotel con pisicna y pizza para cenar terminó la jornada.
Alojamiento: DAYS INN
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