del prójimo, el respeto de la vida privada, el bien  común, son razones suficientes para callar lo que no debe ser conocido,  o para usar un lenguaje discreto. El deber de evitar el escándalo  obliga con frecuencia a una estricta discreción. Nadie está obligado a  revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla"
 
 
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