Las vísperas de Reyes tienen esa magia que a veces echamos de menos o, mejor dicho, echamos fuera de nuestro día a día. Hoy dentro de esa brega por estar en la pomada, me he llevado alguna gran sorpresa o alegría, y que no debería ser tan así:
- Esa madre que te escucha preguntar por cierto calzado, que el dependiente te enseña, y que ella, con un amable "perdona si me estoy entromtiendo" te comenta dónde puedes encontrar algo mucho mejor que seguro le va a gustar más a tu hija.
- Esos pajes reales tan amables y cariñosos con todos los niños que en una procesíón de horas les visitan con la ilusión del que va a vivir algo mágico.
- Esa motera que bromea por la complicidad de hacer la misma pirula por una misma buena causa.
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