A partir de ahí, puede que no sea del todo imparcial, y que mire con buenos ojos el guión, las repetidas carreras por L'Hospitalet Centre, la falta de profundidad en tramas y personajes... Pero tal vez la vida real es así....
Pero siempre hay muchos cristales por donde ver las cosas. Cobardes los padres, en su mundo y fuera del de sus hijos, los maestros por no educar también a los padres, el de los hijos también chantajistas y en su doble juego demasiado visto en su entorno.
Y me gustan los guiños dobles ¿previsibles? del papel acosador-acosado, del hijo de político o de periodista mediática con problemas con la sociedad, o también el regusto a esas declaraciones de Juan Cruz, donde vale la pena quitar algún tópico de alguna cabeza: los cobardes no son tan marginados como nos pueden hacer pensar o como erróneamente pensamos.
Seguro que puede estar mejor, pero si queremos ver mensajes los tenemos: están delante de nuestras narices.
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