10 julio 2024

#ComentarioDeTexto - Carta de Fin de Curso.

De buena mañana te encuentras esta carta por Linkedin, y no hay dudas que hay que "darle like" y guardarla.

La autora, una profesora de Jesuites Sarrià, Beatriz Galán Echevarría. Uno tiene que ir guardando estas cosas porque el "winter is coming".

En color diferente, como de vez en cuando, mi propio y humilde comentario de texto: 



23/06/2024

 

Queridas familias:

Os escribo estas largas (larguísimas) líneas para daros las gracias por vuestro detalle. ¡Me encanta! No sé si vuestros hijos os explicaron cómo me lo dieron, pero os aseguro que fue de lo más divertido ver cómo me tomaban el pelo, todos perfectamente coordinados entre sí. ¡Y vaya susto me pegaron, los muy felones!  

Si es que cuando se motivan son capaces de lo que quieran...

En fin, ahora que ya se ha acabado el curso me apetece mucho deciros lo que ya sabéis: que este año ha sido muy intenso y exigente, con muchos cambios y sorpresas y baches en el camino, pero que, pese a los tropiezos, la compañía de vuestros hijos e hijas ha sido un verdadero regalo. Los habéis educado bien: son personas buenas, inteligentes, divertidísimas y muy capaces de cumplir con éxito lo que les corresponde en cada momento. Sé que están bien atendidos por vosotros, y sé también, porque me lo han dicho ellos, que se sienten queridos y valorados en casa. ¡Un logro maravilloso, dado los tiempos que corren!  

La adolescencia es, en el mejor de los casos, una etapa compleja, y a veces los que la adolecen acaban comportándose de un modo que no les es propio o que no les ayuda a crecer. La presión del grupo suele ser muy dura, muy falta de escrúpulos, y, si añadimos la cuestión de los cambios físicos y emocionales propios de la edad… el cóctel está servido y las templanzas se convierten en hipérboles, con una exigencia que puede ser agotadora, tanto para los adolescentes como para los adultos.  


Me empieza pronto y a ver lo que dura. Dame Señor lucidez para completar correctamente esa etapa educativa. 


No os canséis, por favor. Recordad que su “trabajo” ahora es explorar (y tratar de forzar) los límites de todo, especialmente los vuestros, pero que a vosotros os toca mantenernos cariñosamente firmes en lo que hagáis y digáis.  


Agree. La recerca ha empezado hace tiempo, la batalla va a ser cada vez más compleja. 


En las reuniones tutoriales hemos hablado muchas veces de los peligros de las pantallas y sus efectos en los adolescentes, pero hoy me gustaría comentaros seis cuestiones que no están en los móviles ni en los ordenadores y que me parecen cada vez más imprescindibles a la hora de acompañar a vuestros hijos e hijas:

Agree: no le vamos a echar la culpa de todo a las pantallas...

1.      Trabajar la espera. Si tienen una pregunta pero yo estoy hablando con otra persona, no interrumpo mi conversación para atenderlos, por muy breve que sea el inciso. Si quieren darme algo en el pasillo pero tengo las manos ocupadas, no hago malabarismos para ahorrarles un viaje, por muy cerca que esté mi despacho. En realidad me sería más fácil atenderlos que no hacerlo, pero entonces no estaría enseñándoles a gestionar la espera… y, creedme, los niños y niñas de hoy en día tienen un problema terrible con eso: la impaciencia se está convirtiendo en una fuente de enormes frustraciones que podrían reducirse enormemente si los adultos les enseñáramos a trabajar la paciencia. (Os aseguro que en enero insistían y se frustraban terriblemente cuando trataban de interrumpirme y yo simplemente les decía “Cuando acabe. Ahora no.”; en abril ya solo me insistían un par de veces y a final de curso ya no me interrumpían y esperaban a que yo acabara. ¡No es tan difícil!)


    Hay que pelear duro contra esa comodidad de quitarte de encima el problema. Resistir es vencer, dicho sea sin ánimo combativo. 


2.      Mantenerse firmes en las afirmaciones y respuestas. Si en el retiro les digo que empezaremos una actividad a las 18:30h pero a esa hora faltan cinco alumnos, empiezo a la hora que dije (y los rezagados ya llegarán). Si en clase me piden cambiar de grupos para ir con sus amigos y por algún motivo he decidido decirles que no, me mantengo firme en la respuesta y no cambio de opinión, aunque ellos se pasen horas (¡a veces incluso días!) insistiéndome para tratar de convencerme. Por supuesto, para mí sería facilísimo empezar la actividad del retiro diez minutos más tarde o cambiar los grupos de clase, pero entonces no estaría dando ningún valor a mi palabra… y si mi palabra no tiene valor ¿cómo voy a pedirles a ellos que la suya lo tenga?


Resistir es vencer. 



3.      No justificar sus errores ni excusar sus equivocaciones. Si copia en un examen y no lo pillo, adelante con la gamberrada, pero si lo pillo es un cero. Si trata de saltarse la cola o llega tarde a clase o no entrega los deberes a tiempo y nadie se queja, pues adelante con el guiño de la suerte, pero si se le reprende por ello, la única manera de que aprenda la importancia de las normas es que asuma las consecuencias de incumplirlas… incluso cuando las normas no tengan ningún sentido aparente. (Si me salto un semáforo cuando no pasa ningún transeúnte y me ve un policía, por mucho que vengan mis padres a explicarle al gendarme la prisa que yo tenía o lo buena persona que soy en realidad, la multa me caerá igual.) Lo mejor que podemos hacer todos y todas para madurar es ir practicando la ley de causa-consecuencia y hacernos responsables de nuestros actos.


Las normas. La Ley. Es difícil "hacer el tonto" cuando los listos se lo saltan y tú eres el pringado, pero, igualmente, resistir es vencer. 


4.      Ayudarles a distinguir entre una broma / travesura y una falta de educación. Darle una colleja a un amigo es una broma, pero si el amigo te pide que dejes de hacerlo y sigues, eso ya es mala fe. Hablar mientras el monitor (o el profesor, o el guía de un museo) dan las explicaciones es una travesura (en ocasiones una travesura más que lógica, diría yo), pero reírse de ellos o faltarles al respecto es un acto de mala educación. Los adultos deberíamos dar a entender a los adolescentes que, para nosotros, la buena educación es el único modo de relacionarnos con el mundo, y ser muy coherentes con eso.


Aquí la empatía es fundamental también. Ponerse en el lugar de otros. Si te hacen la misma broma que haces tú, supongo que también la aceptas como quieres que acepten la tuya. 


5.      Compartir el placer por el aprendizaje. Si voy caminando por la calle y veo un edificio con la fachada gótica, aprovecho para hablar sobre arte. Si les oigo utilizar mal una palabra, aprovecho para repasar vocabulario. Si les veo hacer algo que me recuerda al protagonista de un libro o de una película, les hablo de literatura o de cine. Cuando mencionan a tiktokers o influencers les pido que me pongan al corriente. Aprovecho cualquier oportunidad para transmitirles mis ganas de aprender y mi voluntad de tener una opinión propia sobre las cosas. Que sepan que la educación es la mejor herramienta para enfrentarse al mundo, y que el criterio propio y la observación de los matices puede trabajarse como una disciplina más.


Eso es buenísimo! Ayer, por primera vez en la vida, Clara se puso a ver un trozo de partido de España conmigo. Resistió 25 minutos, y porque supongo que pilló la fase remontada... Aproveché para educar: 

  • Jugadores de todo el país y de diferentes orígenes
  • Jugadores que han pasado por el Espanyol
  • Jugadores franceses que juegan en la Liga, Barça y Madrid. 
  • Ambiente sano en el fútbol.
  • Se gana y se pierde. 
En fin, espero que no haya sido el últmo. 


6.      Cuidar la espiritualidad. Saber es importante, pero ser, mucho más. Si doy mil asignaturas y asisto a mil extraescolares y tengo mil reuniones sociales pero no sé por qué y para qué hago las cosas… si no logro conectarme con mis emociones o no puedo comprender con humildad que formo parte de un plan superior… si me dejo llevar por los tropiezos de la sociedad actual (me refiero a la sociedad occidental del primer mundo)… acabaré contentándome con una vida mediocre, de medio pelo, y seré incapaz de llenarla de Sentido y de Amor. Así, con mayúsculas. Todos necesitamos momentos de silencio, de pausa, de sonrisas o miradas profundas, de respiración consciente… y a los adultos nos corresponde acompañar a los adolescentes por el camino de la trascendencia y el agradecimiento, más allá de las ideologías, las buenas intenciones o las emociones pasajeras incapaces de permanecer. Como dijo San Ignacio de Loyola: “No solo el saber harta y satisface el alma, mas el sentir y gustar de las cosas internamente”.


El síndrome del pollo sin cabeza. Hay que buscar el sentido de las cosas o acabaremos haciendo todas las cosas sin sentido. 

Si consiguiéramos prestar atención a estos seis puntos (y a cualquier otro punto que os parezca importante a vosotros) y le añadiéramos una buena dosis de sentido del humor… Ya solo nos faltaría tener salud para asegurarnos el éxito total  .


Salud y humor!!

Sin haberlos perdido, cómo se nota su descenso. Como el agua en la sequía, hay que saber aprovecharlos. 


Seguro que con los hijos e hijas que tenéis, todos ellos absolutamente extraordinarios, el camino será fácil de recorrer. Yo, cuando menos, los he disfrutado un montón. Gracias por “dejármelos” estos meses.

Hace unos años, un padre que no conozco más que en esos encuentros, me ganó con un par de cosas que le vi hacer en esos encuentros: la que viene al caso es la que dijo en un prinicpio de curso. "Ya sabemos que este año nos tocan los profesores malos, porque hasta ahora todos han sido buenos". Creo que la hemos tenido que repetir año tras año. 

Este año, de nuevo, nos ha tocado una gran "Bea" abajo en Casp. Sigo con la fe de cada año poder decir que "este año nos viene el malo". 

¡Un abrazo largo y muy feliz verano para todos!

Bea 

 

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