El novio, un pariente al que vi nacer y crecer en intervalos más o menos largos, y con el que la fortuna me permitió compartir equipo de Futbol 7 durante algunos años, siendo él el crack en edad juvenil que conformaba la chispa arriba en un equipo plagado de treintañeros. Me encantó saber que era una invitacion personal, más allá de los lazos familiares y de las relaciones más estrechas de nuestros respectivos padres, también unidos algunos años atrás por avatares futboleros merecedores de otros posts.
Uno ya no tiene edad de ser el centro de la fiesta, e incluso se integra en mesas de veteranos. Desde allí, enseguida se atisba dónde está el epicentro de la fiesta. Se confirman las teorías cuando en un speech del novio, identifica a las mesas de los futboleros, aquella gente con la que empiezas entrenando y jugando una vez por semana y cenando una vez al mes, y con la que acabas cenando una vez por semana y jugando una vez al mes. (es que el niño aún no ha hecho los treinta... por lo de una vez al mes)
No cabe decir a la hora de la fiesta donde estaba el alma y la admiración de las bellas madrileñas que daban buena cobertura a la novia, dónde estaban con sus cánticos, sus bailoteos, sus manteos ...
En mi despedida de la fiesta, entre los abrazos y besos de rigor, el recien casado echa un ojo a los futboleros y me suelta.
¿Has visto que panda de impresentables estos futboleros? Pero todos estan aquí... El fútbol es la excusa.
Frase mágica donde las haya, quitada de mi boca en ese y en tantos otros momentos.
We'll still standing when all was said and done
1 comentario:
Sí. Pero qué excusa...
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