24 abril 2007

El fútbol es un cuento - Cosas de vestuario

Mediapunta es una revista que puedes obtener de forma gratuita. ¿Dónde? Yo solo la he visto en el campo del Espanyol los domingos de partido. Desde su (otro) punto de vista, le ponen un algo más al fútbol. Uno de los algomases que a mi de vez en cuando me gusta reivindicar.

Una de sus secciones se llama El futbol es un cuento, y va de eso. No soy muy de letras aunque escriba este blog, pero sí soy futbolero y muy partidario de todo lo que lo enriquece y ennoblece. Esta es una de mis muestras: un cuento en mi opinión, bonito y educativo. Os presento "Cosas de Vestuario" . Espero os guste.

Autor: Dadan Narval (Dadan Narval es el pseudónimo con el que escribe en la revista virtual Diarios de fútbol Galder Reguera, filósofo, escritor y crítico de Arte)

Cosas de vestuario

Niezvanov abrazó el balón con fuerza. Por nada del mundo lo soltaría. El penalti fue cometido sobre él y él mismo lo tiraría. Miró a sus compañeros con gesto desafiante. Roberto García le devolvió la mirada. Se odiaban.

El público rugía. Ni el mejor guionista podía esperar un final así. Todos, incluidos los más optimistas, daban por perdido el partido cuarenta y cinco minutos antes, y ahora, en el tiempo de descuento, se podía ganar.
Niezvanov puso el balón sobre el punto llamado “fatídico”. El silencio se apoderó del estadio. Miró a la grada. Todo lo que veía le daba asco. Hacía tiempo que el fútbol le aburría. Hacía ya tiempo que la vida toda le aburría. Él no era como los que estaban en el campo, soberanos idiotas que sólo piensan en hacia dónde botaría el balón en la siguiente jugada. Él no. Él había leído a Dostoievski y Chéjov, a Proust y Kierkegaard. Sabía de historia, de ciencia, de psicología. Sabía sobre el hombre y sobre el mundo. Se preocupaba por el qué somos, el adónde vamos y de dónde venimos. Nada de lo humano le era ajeno.
Siempre había sabido conjugar sus inquietudes vitales con el juego del balón, pero desde que entró al equipo Roberto García la cosa cambió. Convivir con Roberto García le había hecho odiar el fútbol. La gente le idolatraba, a ese imbécil, a ese putero ególatra, incapaz de dedicar tiempo a otra cosa que no fuera hacer dinero y goles. Cualquier sandez que saliera de su boca era aplaudida por prensa y público, y eso hizo que, poco a poco, todo el mundo del fútbol se mostrara a sus ojos como un gran fraude, repugnante, que encumbraba monstruos que jamás hicieron nada por merecérselo. Un mundo que ahora odiaba con toda la fuerza de su ser.
Niezvanov dio cinco pasos atrás. Roberto García se le acercó por la espalda y le dijo al oído: “Si lo fallas, te mato”.
Niezvanov sonrió. Acababa de ocurrírsele la mayor de las venganzas. Último minuto de la final de la Copa de Europa. ¿Y si lanzara el penalti fuera a propósito? Eso sería privar a Roberto García de su gran sueño, reconocido en alto. Sólo pensar en la escena llorando la derrota en el vestuario le animó. “Al cuerno todo, si nuestro sueño es compartido, prefiero que nunca se cumpla”, se dijo.
El árbitro hizo sonar su silbato. Niezvanov dio los cinco pasos y golpeó el balón con la fuerza de un dios que quiere romper de un puñetazo toda su creación. Ese balón debió ir alto, muy alto, a la grada, pero prefirió golpear en el larguero, y con una extraña parábola descendente, caer a los pies de Roberto García, quien, rápido como un relámpago, lo enganchó de volea. El portero, aún en el suelo, no pudo sino mirar. Gol. Victoria.
Todo el equipo se abrazó. Todos menos Niezvanov, quien, inmóvil como una figura de porcelana, observaba la asquerosa e inmerecida alegría de Roberto García. Éste se quitó de encima a sus compañeros y, desde la distancia, señaló desafiante a Niezvanov. Se acercó a él, siempre con el dedo apuntándole y, cuando estuvo a su altura, le dijo: “Te jodes, cabrón”.Al día siguiente, todos los periódicos dedicaron sus portadas a la gran victoria. La foto de Roberto García señalando a Niezvanov se acompañaba del subtítulo “Roberto García dedica la victoria a Niezvanov.

“Es algo entre nosotros. Él sabe porqué le dedico mi gol –reconoció en la rueda de prensa-. Son cosas de vestuario.”

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo minicuento, haz una sección...o me veré obligado a crear un blog de cuentos, monólogos, relatos y leyendas urbanas de fútbol.
Juanan

Anónimo dijo...

¿algú sap de cap jugador professional que hagi marcat el 100% dels penalties llençats?...potser és que en cada equip hi ha un Niezvanov i un García

Ernesto Frattarola dijo...

¿Fernando Torres? :-p

Atticus dijo...

Martín Palermo!

jucasel dijo...

Anónimo Juanan.
Ya estoy viendo el título de tu blog:

Hablad, Buen Abad.

¿Dónde lo habré visto antes?

Ernesto Frattarola dijo...

En "La venganza de Don Mendo":

Decid, don David, decid;
hablad, buen Abad, hablad.

jucasel dijo...

Yo lo había visto en un número del famoso y añorado "Barraca"...

Ese Mendo en que equipo juega?

Anónimo dijo...

"A bad workman
blames his tools"
(proverbio inglés)

Juanan