Aunque el día amenazaba lluvia y de la buena en los telediarios, no nos pudimos quejar del día que nos hizo en la isla, ni de la facilidad en llegar al campo (en coche alquilado), ni de su aparcamiento y accesos: es la ventaja de ser un equipo visitante de los menos taquilleros de la Liga.
Con las fotos de rigor de la fotógrafa enviada especial, rodeados de hinchas mallorquinistas que hacían honor al sobrenombre de la isla y salpicados con algunas colecciones de reclamantes cerveceros de lenguas extranjeras, se arrancó un partido que ya de entrada no era un candidato al espectáculo.
Salen los de Valverde con las instrucciones frescas, intentan tapar, mover el balón, Jonatas y Moises se ofrecen y remenan, Riera se moja y busca el uno contra uno. Tamudo se aproxima y Luis Garcia, aplaudido por sus ex, se mueve por todos lados. Pero después viene lo de siempre. Esta vez aguantamos apenas media hora. Lacruz titubea y Jarque se multiplica, Velasco empieza a notar que tantos minutos seguidos no los recuerda, Moha demuestra que si fuera por solo ganas, yo también sería lateral izquierdo. Moises y Jonatas desaparecen. Rufete se mantiene constante, es decir, sigue sin desbordar ni profundizar por su banda, y Tamudo y Luis ya pierden cobertura y sus móviles indican no operativos.
Y en eso que el Mallorca también jugaba. Ibagaza y Arango en especial. Vieron que el perico no era tan fiero como lo pintaban y se lanzaron sin tanto reparo. Ahí empezaba a aparecer Jarque tapando con lo que hiciera falta, y detrás Kameni, que tapaba lo que hiciera falta. Pero parecía una evolución clara la llegada al 0-0, y a eso se arrimo el Españyol, desquiciado por las tarjetas y faltas del árbitro y desquiciando por su conformismo y su mínimo esfuerzo.
Y al final, si a esto le mezclamos errores, pues lo acabas pagando. Una jugada a balón parado ensayada por cadetes, se ejecuta con facilidad en un Primera División, y los rebotes hacen el resto. Despues, nula capacidad de reacción, aderezada con una expulsión que se veia venir desde los principios del festival tarjetero, y que le toco en gracia a Riera, como pudo habeer sido cualquier otro...
Coletazos finales que acercaron un poco el horizonte del empate no son suficientes para merecerlo, ni aunque hubiera entrado ese gol fantasma que no entró. Ni tan sólo por imagen nos pareció ver a un equipo con ganas de empatar. No hay presión, ni movimiento ni velocidad. Atras no se aclaran, el centro apenas crea, y las buenas intenciones se terminaron tan rápido como las burbujas en la gaseosa.
Triste debut de corresponsal, que no anima a desplazamientos siguientes, pero que no nos va a echar atras en el empeño.
3 comentarios:
Gol de Maxi.
Eso poco importa ...
Era el suplente de Larsson...
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