SCHUSTERs Y MICHELs
Al César lo que es del César. Les pasé este escrito sacado de la web de pericosonline.com a esa panda de amigos futboleros que todos tenemos y se pensaron que lo había escrito yo ... Gracias por el elogio!!
El autor es M.A Amenàbar, dentro de la secció "Futbolsofistas" de la susodicha web.
11-10-2005
SCHUSTER Y MÍCHEL
Mi generación ha estado marcada por las decenas de “Schuster’s” y “Míchel’s” que he conocido mientras me divertía por esos campos de Dios donde miles de enfermos de balón pululan cada fin de semana. En este tiempo, todos los equipos han tenido un “Schuster” (denominado así por una melena rubia que algún día estuvo en la cabeza del jugador), y un “Míchel” (todos ellos Migueles o Miqueles que tomaron el lujoso apodo). Estos equipos de Regional, de Fútbol 7 o Fútbol Sala, en los que los miles de futbolistas frustrados formamos parte, a pesar de las quejas de nuestras sufridas esposas, merecerían un espacio de privilegio en los informativos deportivos. Estos equipos suelen tener un nombre acorde con el nivel de institucionalidad del organismo fundador del mismo, pasan por llamarse “Casa de Valencia”, “Maccabi de Levantar”, “Farolillo Rojo”, “Ascensores y Montacargas Pepe",“Steaua del Llobregat” o cualquier infortunio lingüístico que normalmente corrobora el nivel de patetismo de sus plantillas. Normalmente, tienen una curiosa estructura institucional, en el que el único que trabaja y se come todos los marrones, es el sufrido delegado, encargado de pagar a todas las deudas, renovar las fichas, hacer los papeles para la mutua,…. Disponen también de un entrenador con nula formación pero suficiente constancia para maldecir a la madre de los 25 tíos que haya en el campo, al menos 2 veces por minuto, un portero que a duras penas pasa del 1,60 de altura, y una plantilla de gorditos que entrenan cuando sus novias o mujeres y sus jefes disponen.La estructura es lo más complicado y lo menos jugoso en estos equipos, pero cuando llega el “MATCH DAY” vemos la realidad de las plantillas en el terreno de juego. Es curioso, distinguir a esos árbitros con 98 kilos, una poblada barba de 3 días, unas ojeras tremendas y ese aire de superioridad que les distingue. Seguidamente, nos fijamos en los capitanes, suelen ser unos tipos que llevan un uniforme impecable, unas botas lustradas y lucen orgullosos ese brazalete que ha de portarse con mucha dignidad, pero suelen tener la calidad futbolística de Adrián Bastía. Tras los capitanes suele estar dando saltitos con aire distraído el resto del equipo. El primero en tocar el balón suele ser el “Del Bosque”, el típico calvo barrigudo que conserva la técnica que un día le llevo a hacer una prueba en el Martinenc, pero que organiza el juego a la velocidad con la que mi abuelo sorbe un plato de sopa caliente. Por detrás suyo suele estar “El Chapi”, éste es el típico lateral al que es más fácil saltar que dar la vuelta, pero conserva casi toda la velocidad de juventud, entrena como una moto y cuando llega a posiciones de ataque, centra peor que Torres Mestre con la derecha. En el centro de la defensa encontramos al típico “Mino” frustrado, un central contundente venido a menos pero que nunca olvida que llegar tarde es una virtud siempre que sepas poner la plancha o el codo. Por delante de “Del Bosque” tendremos al delantero “chanante”. El “chanante” siempre lleva unas botas Nike Air Total Pasote de color estrambótico de último modelo, réplica de la estrella mediática del momento, y se empeña en esquivar defensas con los regates más actuales (bicicletas, colas de vaca, elásticas o lo que sea de menester según la época) sin ninguna posibilidad de éxito. Todos odian jugar con el chanante, pero es un fijo porque consigue los spónsors y siempre acude a los entrenos y partidos con puntualidad.Finalmente y en cualquier equipo medianamente digno, encontramos al “Romario”. Éste es el único capaz de rematar con un poco de calidad y el único que consigue disparar entre los 3 palos. Suele gastar una tripa considerable y su estado de forma es deplorable, pero cualquiera le alinearía para intentar que el equipo marque algún gol. Entre toda esta fauna encontramos a Schuster, con los 4 pelos que le quedan ya morenos y a Míchel, que sigue siendo esforzado pero sólo envía melones.Todos nosotros estamos cerca de estos clichés, pero a pesar del paupérrimo nivel futbolístico de nuestros equipos, seguimos acudiendo a nuestra cita semanal con la ilusión de un benjamín, aunque estoy convencido que en todos nosotros se cumple el cántico de “QUE NOS GUSTA EL FÚTBOL, QUE NOS GUSTA EL BAR”. Este es el verdadero fútbol al que deseo larga vida al fútbol, al igual que al Frankfurt con la mediana.
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