Ya que el autor me ha dicho directamente que se admiten comentarios, ahí me ha dado la oportunidad de ponerme en el tema...
Una de las definiciones que encontramos en los diccionarios a la voz de “justicia”, es aquella la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar, de corresponder, con aquello que es debido.
Entre otros, podemos vivir la justicia con nuestros padres, con el estado, con nuestros amigos, con la autoridad, y en la contribución de cada persona al bien común de una comunidad y de sus miembros. Este último aspecto, también denominado justicia social.
Bueno, empezamos con una buena lista de lugares donde aplicar, o mejor dicho, vivir la justicia. Pero esa lista la solemos reducir a la parte en la que la justicia me beneficia a mí. Que si no tengo dos coches me toca uno, pero si tengo dos bicis, va a ser que ahí se acaba la justicia.
Con una atrevida reducción, me atrevería a llamar también a la justicia que vivimos dentro de un equipo deportivo, con todos los componentes del mismo y con nuestra responsabilidad hacia lo que representamos, conforme la equipación que vestimos, -que no es poco-, como justicia social.
Lógicamente nuestro crecimiento dentro del equipo, igual como procuramos vivir muchos otros valores: orden, compañerismo, respeto… debe también tener en cuenta la justicia con el resto de componentes. No podemos mirar y juzgar a los demás sólo desde nuestro único y exclusivo punto de vista, seguramente no seremos conocedores de la completa verdad.
Hemos de hacer el esfuerzo para ver más allá de las propias narices. Siendo, si me permites la fácil comparativa, como Sócrates, a quien preguntaron por su patria y no respondió: “Soy de Atenas”, sino: “Soy del Mundo”.
Solo si procuramos elevar nuestra mirada, a las elevadas cumbres de la generosidad y del bien común, estamos en buena actitud y disposición para aportar y hacer crecer al equipo.
Procuremos antes de realizar un juicio, actuar con amplitud de miras, procurando ver las cosas con una mirada serena para descubrir el lado bueno de las personas y de las circunstancias, aprendiendo a distinguir lo esencial de lo accesorio.
Tareas de entrenador, y de formador, pero no olvidemos que todo ello hay que incluirlo en el aspecto competitivo.
Recuerdo una idea que leí del libro: “De fútbol y hombres”, de Manuel Rodríguez García, no es textual pero los amantes del fútbol o bien de otro deporte de equipo conocerán y reconocerán como familiar esta situación:
“… una vez en un partido de juveniles, de división de Honor, tuvimos que lanzar un penalti, como entrenador indiqué quién debería chutar. El jugador lo falló y al momento un espectador detrás mío, gritó: “entrenador, no tienes ni idea, debería haberlo tirado el número 11…”, curiosa y demasiada habitual situación. ¿De qué datos disponía el espectador para juzgar y cuestionar al entrenador sobre la elección del jugador?. Más adelante le conté el suceso al jugador número 11, y él mismo me dijo: ni caso yo no soy un especialista en tirar penaltis…”
En este caso, el interpelado es el espectador, pero ¿cuántas veces, hemos podido juzgar al entrenador, o bien a otro jugador sobre la idoneidad de la decisión? Te dejo un enlace a un post que escribí hace tiempo sobre: Otra grada es posible.
Hay que valorar la difícil función técnica y formativa del entrenador en deporte de formación. Una función que debe procurar dar respuesta a las necesidades y al proyecto de equipo, pensando también en el bien concreto, en la evolución formativa, de cada jugador.
Como espectadores muchas veces no conocemos todas y cada una de las situaciones o complejidades de un banquillo. Debemos dar confianza y si verdaderamente lo creemos necesario, ante alguna situación que podemos creer injusta, hablar con calma con los responsables del equipo.
Al principio del post, hemos hablado sobre justicia social. También desde nuestro lugar, seguramente en muchos casos, cómodo y afortunado espacio, hemos procurar combatir la globalización de la indiferencia, tenemos que salir de nuestro bienestar y ser sensibles al sufrimiento de otros con pequeños y cercanos detalles que todos podemos realizar.
Para terminar, y para procurar concretar un pequeño objetivo, bastaría con que preguntemos al presidente o a un directivo de nuestra entidad, por tener seguramente más datos que nosotros: ¿Crees que podemos participar de forma más activa en la ayuda de alguna familia de nuestro club? ¿podemos desde el Club participar en algún proyecto o asociación benéfica de la ciudad?
Termino con otra cita de Sócrates sobre la justicia: “ Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.”
Espero que te haya gustado, y si es así, compartas el post para que sean muchas las preguntas -antes indicadas-, que se repitan en los campos de nuestros equipos… Gracias!
Alex Porqueras – @aporqueras
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