18 septiembre 2017

Taconcitos, taconcitos ...

Si alguno de los niños (ahora todos con más de 30 años) de los que entrenaba leyeran este post, recordarían perfectamente la postilla: yo era un entrenador que odiaba las filigranas sin sentido. Y una de las favoritas de mis niños eran los taconcitos...

Era dificil quitar ese defecto en unos chavales que apenas controlaban un balón, pero en cuanto lo sabían hacer, ya empezaban a sobrarse.

En cada partido se me solía oir ese "taconcitos, taconcitos" alguna que otra vez. Cómo me hubiera gustado mostrarles una lesión como la de Dembelé en ese momento. Más allá de que si era una frivolidad o un recurso, dicha lesión es un ejemplo de forzar un movimiento, y aunque pueda tener su justificación en un caso como este, a mi me hubiera servido igual.


Teorías adicionales sobre su lesión las dejo para su discusión fuera de micrófonos.


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