01 julio 2017

Tijuana: Never Say ... Goodbye.

Uno nunca sabe lo que va a slir de un escrito, y menos si va a ser lo que quieres expresar o no se va a aprecer en nada. Al final, uno quiere hacer el post de su vida (media vida) y a saber lo que queda después.

No recuerdo la primera vez que fui al Tijuana, pero no se me olvidará la última, ni probablemente las tres últimas, mucho más espaciadas en el tiempo en esta última época y tal vez por ello más fáciles de recordar.... No. Porque han sido muy significativas. La fiesta sorpresa de la Bessona, el último jueves, y hoy el último día.

Un último día con sensaciones, apurando esas maderas en las que te has sentado a comer y sobretodo a beber. Pero más sobretodo, que has compartido con tus amigos. Pocos de los que se consideren tus amigos pueden decir que no han compartido allí una cerveza contigo.

Soy de los que les cuesta cerrar etapas pero las cierra. A veces más por las circunstancias que por otra cosa. Y en este caso, la referencia que está allí desaparece del Google Maps pero no del Disco Duro. Ese lugar donde he llevado a toda mi gente, donde, como yo, muchos han hecho de él un lugar de referencia. Y donde las hemos visto de todos los colores. Hemos estado en NocheBuena, en NocheVieja, en los cumples, en los Santos (San José Cuervo, por ejemplo). Hemos hecho despedidas de soltero. Hemos salido rectos y curvos, alguna vez, de tanto hablar con Brau, se nos olvidó pagar la cuenta. Hemos llevado trofeos  Instauramos la ruta Gallego-Indio-Tijuana.

Supongo que desde los tiempos de Cheer's había buscado un lugar donde dejar mi sombrero, donde estar como en casa, donde te pudieras prodigar con frecuencia y seguro encontrarte a alguien conocido, a veces para bien y a veces para mal. Doy fe que esos sitios existen, y que, pese a que siempre aparecen nuevos astros, ya estamos en una época en que la vista cansada no los va a ver más brillantes.

Me jacto sólo de una cosa. He sobrevivido a veintipico años de controles. Sólo me pararon una vez y di un 0.0 milagroso, aunque en peores 0.0 he salido de allí. Coronitas y José Cuervo tenían la culpa.

Acabo ya con la frase más famosa que me ocurrió por alli con una camarera de las tantas que tuvo Brau, que se llamaba Noe, y que un día de esos entre semana se me acercó y me dijo:

- "Oye, ¿tú trabajas?"
- "Sí, claro. Y el día que por culpa de venir aquí no pueda ir el día siguiente a trabajar, dejaré el trabajo."

No sé cumplió tan magna apuesta, aunque debo reconocer que un par de veces estuvo a punto.

Ahora, ya es tiempo de batallitas. Pero Nunca Digas.... Adios.


No hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

Esto es el Tijuana,
quien lo probó lo sabe.







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