Dice mi amiga Suyapa que el tope de incertidumbre que una persona puede controlar culmina a los treinta días. Nosotros hace días rebasábamos ese tope, lo que significa que a partir del 28 de julio, y progresivamente, iremos perdiendo el control de la situación a medida que crezca la incertidumbre y se prolongue en el tiempo el no saber qué va a pasar.
La situación política parece haber llegado a un camino sin salida: el gobierno de facto, interino, o golpista (como ustedes lo quieran llamar), se esfuerza por aparentar normalidad administrativa, comercial, institucional, apoyando su postura con marchas y manifestaciones pacíficas multitudinarias en que se arrogan la exclusiva de la “paz” y la “democracia”, visten camisas blancas y se enseñorean de la bandera nacional ; mientras los sectores defensores del sistema democrático y constitucional expresan su rechazo a esta institucionalización de la “normalidad” convocando paros, marchas, protestas, posicionamientos de distinto tipo que alerten a los ciudadanos de que la pretendida normalidad es anormal.
Vivimos un tira y afloja constante que se va insertando en la convivencia ciudadana, que va haciendo encajar las piezas del puzzle de cada quien y consigue que cada uno se posicione más claramente en el lugar que considera propio. No hay medias tintas. Se van cayendo las máscaras porque perdido en control cada uno manifiesta lo que es sin posibilidad de ocultarlo por más tiempo.
El gobierno, cada vez más presionado desde el exterior y desde las fuerzas opositoras del interior, pretende hacer creer que es capaz de aguantar los meses que restan hasta llegar a las próximas elecciones de noviembre sin problemas, pero la gente va percibiendo que no es posible, por mucha propaganda que utilicen. Por otra parte Mel Zelaya se ha atrincherado en las montañas de la frontera nicaragüense a fin de formar una guerrilla y un gobierno de la resistencia para poder finalmente reinstalarse en el sillón presidencial que, de modo transitorio, ocupa Micheletti.
Salir a la calle cada día es una aventura: ¿habrá paro?, ¿por dónde circularán las marchas de unos y otros?, ¿qué carreteras piensan cortar hoy? Vas circulando por una avenida y de pronto ves como algunos carros comienzan a saltar la mediana dando media vuelta, ¿lograré llegar a mi destino? Lo más sano parece quedarse en casa al menos por la mañana si no hay nada urgente que hacer fuera.
Los viajeros en bus a otras localidades saben que se arriesgan a que en cualquier reten policial o militar los bajen a todos y verifiquen su identificación, pudiendo quedarse retenidos a mitad de camino hasta que las fuerzas del orden público lo estimen oportuno.
Cuentan que el padre Tamayo, sacerdote de origen salvadoreño que trabaja en las comunidades de Olancho organizando anualmente la “Marcha por la Vida” para defender los intereses ecológicos y madereros de Honduras en contra de la especulación que hacen los esquilamadores extranjeros de nuestros bosques, venía a Tegucigalpa a una de las marchas y fue detenido y apresado en un retén, que fue encarcelado, pero logró escapar escondiéndose en la montaña; finalmente alcanzó la capital y logró reunirse con sus compañeros. Dicen que eso ha sucedido a muchas de las personas que trataban de llegar desde distintas comunidades rurales hasta Tegus para participar en las marchas que exigen la reposición de Mel. Algo parecido sucede con las personas que se acercaron hasta la frontera con Nicaragua para apoyar a Mel en su regreso a Honduras, siendo detenidos por las FFAA, aislados y retenidos sin facilitarles alimentación ni agua, mucho menos imagino los servicios higiénicos ni sanitarios básicos. Dicen y cuentan, y no paran y no acaban. Los muertos son más, los heridos aumentan, los desaparecidos los desconocemos, los perseguidos intentan permanecen ocultos.
También dicen y cuentan que toda, o gran parte de la movilización de los partidarios de Mel, mantenimiento de marchas, está financiado con dinero proveniente de Venezuela, del mismo modo que la formación de la guerrilla de apoyo a Zelaya. Cada día son más los trapos sucios de la pésima administración durante su gobierno, la última, conocida de primera mano, implica a la Primera Dama y su despacho por la falsa supuesta entrega de casi treinta millones de lempiras donados a instituciones benéficas que nunca llegaron a sus destinatarios, ¿dónde fue a parar todo ese dinero?.
Sigo pensando que unos y otros lo han hecho y lo seguirán haciendo mal, que seguirán perdiendo los de siempre, pero yo pienso que la verdadera salida a la crisis sería que Manuel Zelaya Rosales regresara al país, con la retirada del gobierno de Roberto Micheletti, para entregar el mandato a un gobierno legítimo de transición hasta la convocatoria de nuevas elecciones en noviembre y toma de posesión del Presidente electo en enero de 2010. La cuestión es si los dos están dispuestos a renunciar al poder, o no. Mientras tanto continuarán la tensión y la incertidumbre.
Hemos pasado, en estas dos últimas semanas en que he dejado de escribir crónicas diarias, de la anormal normalidad, a la normal anormalidad
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Del blog Flipante Dios, escrito por el padre Antonio, en Honduras desde hace ya algunos años.