
Había otros de más famosos, de más guais, pero esos subían a lo más alto y desde allí se daban el gran castañazo. Claudio, con una inteligencia en el fondo más larga de lo que la gente sospechaba, utilizaba sus defectos para rentabilizar sus virtudes. Y seguía vivo. Y todos le consideraban.
Tal vez tuvo la suerte de saber que, debido a su faceta externa, tenía claro que le consideraban tonto cuando no lo era. Más grave y más dudad genera el tema cuando las facetas externas no te retratan de ningún modo característico.
Es también una de mis series míticas, quizá la que más. ¡Qué buena era! ¿Para cuándo una reposición?
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